La hipertensión es un importante factor de riesgo cardiovascular con mucha prevalencia entre la sociedad: según el artículo ‘Prevalencia, diagnóstico, tratamiento y control de la hipertensión arterial en España’ publicado en Revista Española de Cardiología, el 42,6% de la población mayor de 18 años es hipertensa. Para reducir esta cifra, practicar ejercicio de forma frecuente y tomar la medicación pautada en caso de que tu médico lo considere necesario son dos imprescindibles. Pero además, hay un tercer elemento clave que también puede ayudar a solucionar el problema: una alimentación saludable.
¿En qué consiste esa alimentación que tiene la llave para ayudarnos a bajar las cifras de la presión arterial? Según los expertos, la base es seguir la dieta mediterránea, que consiste en consumir a diario fruta, verduras y hortalizas, pan y cereales integrales, aceite de oliva, entre dos y cuatro raciones semanales de legumbres, al menos tres raciones de pescado a la semana y priorizar el consumo de carnes blancas sobre las rojas. En este enlace encontrarás un ejemplo de dieta para controlar la hipertensión.
Productos cuyo consumo debemos reducir
Además de consumir alimentos saludables, la recomendación de los expertos es restringir algunos productos cuyo consumo puede aumentar las cifras de presión arterial. Estos son los principales:
La sal. La sal guarda una relación lineal con nuestra presión arterial, con las consecuencias que ello conlleva para el funcionamiento del corazón y para las paredes de los vasos sanguíneos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda reducir la ingesta de sal a menos de cinco gramos al día.
Productos procesados. En la cantidad de sal que la OMS aconseja no superar se incluye la sal que nosotros echamos a la comida y también la llamada sal invisible, como la que se añade en la transformación de todos los productos que son procesados. Según explica Teresa Partearroyo, miembro del Comité de Nutrición de la Fundación Española del Corazón (FEC), en este artículo, esa sal invisible “podría estar constituyendo entre un 70 y un 75% de la sal que consumimos de manera diaria”. Por eso es imprescindible leer el etiquetado de los alimentos que compramos en el supermercado y reducir el consumo de aquellos procesados con mayor cantidad de sal.
El azúcar. Consumir azúcar en exceso contribuye a que aumenten las posibilidades de padecer obesidad y diabetes, dos factores de riesgo cardiovascular que además aumentan la presión arterial.
El alcohol. Para mantener las cifras que se consideran adecuadas – una presión arterial igual o inferior a 135/85 mmHg si hablamos de adultos sanos-, los expertos aconsejan que el alcohol se consuma con moderación. Una ingesta excesiva incrementa la presión arterial, además de producir otras alteraciones perjudiciales para el corazón y otros órganos.
Embutidos. Los embutidos y la charcutería son los alimentos que contienen una mayor cantidad de grasa, alcanzando hasta un 82-99% en el caso del tocino y la manteca de cerdo, como se explica en la Guía de Compras para una Alimentación Saludable. Se caracterizan además por contener altos niveles de sodio. Estas dos condiciones dificultan la salud de las arterias y la circulación de la sangre.
Encurtidos. En general, son alimentos con un alto contenido en sodio, lo que eleva la presión arterial.